A J. C.
Aúlla el viento mientras me acaricias. Se estremecen de frío los cristales. Ruge el mar más allá de tus manos y tu sexo. Traspasas la noche y los sentidos permanecen insomnes, alertas. Luego se quedan adormilados, rendidos, abrazados a la calidez de las sábanas.
Aúlla mi garganta mientras el viento indomable me despeina. La mar encabritada me salpica la punta de los senos. Tu lengua me recorre con parsimonia. Mis labios la acogen con disimulada desesperación. Tu mirada cabalga entre la súplica inocente y la lujuria.
Es el caos y la paz, el desatino y luego un torrente que arrastra malos augurios, raíces podridas, viejos troncos carcomidos por la desidia. Sobre mi piel empapada aúllan tus caricias. Se queda en silencio la mar. Tanteo la oscuridad en busca del amanecer.
Belkys Rodriguez Blanco ©