Este relato no aparece en ningún libro de cuentos ni en la factoría Disney. Es una historia real desde la primera letra hasta el punto final. Tiene que ver con un grupo de personas, la mayoría mujeres, que han salvado cientos, tal vez miles de perros del maltrato y el abandono y les han dado una nueva oportunidad. Personas que un día decidieron fundar una protectora, convencidas de que los animales son criaturas con sentimientos: experimentan el dolor, la soledad o la tristeza como cualquier ser humano.
Sé que hay temas muy importantes hoy por hoy a nivel económico, social o político, pero, en esta ocasión, quiero hablarles de ellas, de su labor, de cuánto las admiro y lo agradecida que estoy por haberme dejado formar parte del equipo.
Gran Canaria Pets fue creada en 2011 para ayudar a los animales abandonados y maltratados. En un pequeño refugio en la zona sureste de la isla de Gran Canaria y en casas de acogida, los perros recuperan la confianza en el ser humano porque se les trata con cariño, respeto y mucha paciencia. Reciben atención veterinaria: vacunas, castración, distintos tratamientos, microchip y todo lo necesario para que el animal goce de buena salud y esté correctamente identificado.
Esta protectora no cuenta con subvenciones oficiales. Recauda dinero a través de donaciones particulares, adopciones y cuotas de socios. Hasta el último céntimo se invierte en el bienestar de los animales. Todos los que trabajan en ella son voluntarios. La recompensa consiste en cuidar de los perros hasta que encuentren un hogar definitivo.
Allí, como voluntaria, he conocido a personas generosas que dedican su tiempo libre a proporcionar una nueva vida a los canes rescatados. Casi siempre hay una historia desoladora detrás de cada rescate. Desafortunadamente, en países como España todavía a estas alturas del siglo XXI los animales están cosificados, y las cifras de abandono y maltrato son muy elevadas.
Según National Geographic, nuestro país se sitúa, desde hace años, a la cabeza de Europa en cifras de abandono animal: 258 300 animales en 2020. «La falta de concienciación y la dejadez política ponen en jaque un sistema de protectoras y perreras completamente saturado», afirma esta publicación.
Mientras leo la cifra que ofrece la Fundación Affinity, se me hace un nudo en el estómago: diariamente en España más de 700 animales terminan en las calles o perreras. Cruel y desgarradora realidad que demuestra que falta conciencia, educación en valores, y que mucha gente actúa por impulso regalando cachorros a sus hijos sin tener idea de la responsabilidad que ello implica.
Veterinarios expertos en protección animal aseguran que el abandono de un animal de compañía «es un tipo de maltrato extremadamente cruel y un delito». Y van más allá aseverando que es fruto de «tener unas expectativas irreales respecto a lo que significa compartir la vida con estos seres sintientes«.
El haber adoptado dos perros abandonados y el voluntariado en la protectora me han hecho mejor ser humano. Anisa, Gringo, Salva, Morgan, Belisa, Mima, Amalia, Tania, Freya, Mor, Soky, Faruk y tantos otros me han colmado de amor y han traído a mis días esa luz necesaria que irradian las criaturas nobles. Yo solo les he dado a cambio caricias y un puñado de golosinas.
Siempre lo he pensado: quien no siente empatía hacia los animales y los maltrata, es capaz de hacer daño a un ser humano. Decía Ghandi que la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que son tratados sus animales. Sabia reflexión, sin lugar a dudas.
Hay un pequeño territorio llamado Gran Canaria Pets donde Stella, Renee, Esther, María Eugenia, Miriam, Lorena, Sonia, Carmen, Alba, Tatiana, Jose, Carmelo y otros voluntarios y voluntarias hacen del mundo un lugar más amable. Personas que quisieran que el día tuviera más horas y contar con más recursos para ayudar a más animales abandonados.
En este pedazo de tierra no hay himno, ni bandera, ni ideologías o partidos políticos, solo colas que se mueven y miradas dulces y agradecidas que te roban el corazón. Algunos pensarán que solo son las locas de los perros, las que pasan un día festivo buscando por la ciudad a un perrito adoptado que se asustó y huyó de sus dueños, o se meten en un barranco a poner una jaula-trampa para atrapar a una madre y sus cachorros y llevarlos a un lugar seguro. Para mí son personas de una calidad humana extraordinaria que hacen del mundo un lugar más habitable.
Dedicado con respeto y admiración a los voluntarios y voluntarias que salvan vidas cada día.
Fotos: Web de Gran Canaria Pets