Si Leopoldo Alas “Clarín”, el gran novelista español del siglo XIX, resucitara se sonrojaría o tal vez volvería a morir, esta vez de risa, leyendo La Regenta en La Habana (Edebé, 2012) de la autora cubana, residente en Estados Unidos, Teresa Dovalpage. El paralelismo que establece entre el personaje de Clarín y Yoana, una profesora de literatura en la Universidad de La Habana, es delicioso, cautivante. La escritora salta con elegancia y maestría del siglo XIX al siglo XX, como si La Regenta se despojara de su vestimenta decimonónica y se enfundara un blue jean, una camiseta, se soltara la melena y caminara moviendo las caderas, al ritmo de un son cubano por las calles habaneras. La distancia entre Vetusta, la ciudad provinciana española donde vive Ana Ozores, y la capital cubana se borra de un plumazo. Las dos mujeres se mimetizan.
Yoana se sumerge en su tesis sobre el personaje de Leopoldo Alas para mitigar el aburrimiento que se ha adueñado de su vida. Cuando llega a casa después de una extenuante jornada laboral en el recinto universitario, la espera un marido jubilado que pasa la mayor parte de su vida enchufado a los programas de televisión. La Regenta, entonces, se convierte en el centro de su vida, en su principal motivación hasta que aparece en escena Yosván, un joven alumno del que se enamora hasta el tuétano. El torbellino pasional que la envuelve coincide con la aparición de un bultito en el pecho. Ni el miedo a “la cosita” como decide llamarlo, ni su propia resistencia a lo que ella considera un amor improbable, ponen freno a la pasión que se desata con vientos huracanados. La atracción por el rockero, veinte años más joven que ella, pone en peligro su matrimonio y su trabajo como profesora universitaria.
Mi paisana y compañera de letras, Teresa Dovalpage, sabe contar y convence al lector desde el primer párrafo. Ríes de sus ocurrencias, de ese humor criollo que acompaña al cubano, aunque viva en Alaska; sientes nostalgia por La Habana escamoteada y admiras a su vez la destreza de una pluma que se mueve entre la ironía y la naturalidad. Teresa ha sabido tejer un relato verosímil de dos sociedades aparentemente distintas, pero hermanadas ahora en la mojigatería, la corrupción, la falsedad, la hipocresía y la decadencia.
Teresa Dovalpage nació en La Habana y actualmente vive en Estados Unidos. Ha publicado ocho novelas, entre ellas Muerte de un murciano en La Habana (Anagrama, 2006; finalista del premio Herralde), La Regenta en La Habana (Edebé, 2012), A Girl like Che Guevara (Soho Press, 2004), El difunto Fidel, Premio Rincón de la Victoria 2009 (Renacimiento, 2011) El retorno de la expatriada (Egales, 2014) y varias colecciones de cuentos. Es profesora de la universidad y periodista.
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Fotos: Todo Cuba/Amazon