La ola libera la espuma de un cautiverio milenario. Va mascullando su rabia desde que se alza mar adentro hasta que arremete contra la arena en cualquier orilla. La espuma sale como un escupitajo de las fauces de la ola o como una lengua voraz que lame con avidez las costas. Ola y espuma fundidas en un solo cuerpo que se empina arropado por la brisa y el salitre. Juntas desafían las mareas e intentan arrastrar los cangrejos y los moluscos que se aferran a las rocas. La ola ruge, la espuma acaricia. La ola se retira a las profundidades para alimentar de algas su lujuria; la espuma se extingue abrazada a la brevedad de su destino.