Solo el viento sabe sus secretos, solo las caricias pueden descubrir la suavidad del pelaje. Los ojos redondos y profundos te dejan el alma al descubierto. Huellas firmes sobre la hierba. Crines que se agitan enloquecidas por la fuerza del vendaval. El eco de otros tiempos llega como un susurro leve y cuenta historias en lenguas desconocidas. Ellos solo entienden el idioma de las caricias y lo que cuenta el viento en su eterno cabalgar por el silencio.
Islandia, otoño de 2014