Virulencia

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Tres días contigo en la cama. Más de diez años sin verte, sin embargo me doy cuenta de que no has cambiado. Conservas intacta tu capacidad telúrica. Ojerosa, exhausta, dolorida…A mis años estos excesos pasan factura. Has hecho un buen repaso de toda mi anatomía. No te ha quedado ningún rincón por explorar. Hoy, por fin, logro poner los pies dentro de las pantuflas. Dando tumbos salgo a buscar la cafetera. El líquido aromático y caliente baja con dificultad por la garganta. Ahí también hiciste estragos. El peor virus de la gripe en cincuenta años, escucho en la radio. Las palabras del locutor retumban en mi cabeza e instintivamente busco el Ibuprofeno. Derrotada por la desidia, regreso a mi lecho cual princesa moribunda. Entre las sábanas, espera paciente el fatídico amante para darme el tiro de gracia. 

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