De discapacidad, sangre, humor y sexo va esta historia

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Todo el mundo debería leer el libro de Raúl Gay: Retrón. Querer es poder (a veces). Me regalé esta lectura durante las Navidades y le agradezco a un compañero de trabajo que la pusiera en mis manos. Me ha quedado muy claro lo que implica tener que vivir con una discapacidad. Nunca antes había leído algo similar sobre el tema y me alegro de haberlo hecho. Ya nadie podrá hacerme ‘cuentos chinos’, ni convencerme de que son superhéroes que tienen que lidiar con cosas terribles y agradecen la discapacidad porque los hace mejores personas. Esto no es un manual de autoayuda. Aquí no hay tabúes y mucho menos un cuento de hadas.

Descarnado, honesto, audaz, escrito con un gran sentido del humor y del dolor.  No hay adornos ni anestesia a mano para aguantar las páginas más terribles. Raúl no se va por las ramas; va al grano y cuenta cómo ha sido su vida sin brazos y con un sinfín de operaciones en sus piernas. He conocido a un focomélico (malformación consistente en la ausencia de elementos óseos y musculares en el miembro superior o inferior, según Wikipedia) que se ríe de sí mismo y escapa de las lamentaciones y de las historias de superación personal. Él desvela lo que otros no se atreven y encima, escribe muy bien. Porque, a pesar de los pesares, Raúl se hizo periodista y ahora comparte su vida con Elena, a quien tuve el enorme placer de entrevistar hace muy poco, y con su hija. Como él mismo dice, es un hombre “moderadamente feliz” y yo le creo porque la honestidad emana a raudales por su afilada e inteligente pluma.

De discapacidad, sangre, humor y sexo va esta historia

Esto no es una historia de príncipes y princesas de la factoría Disney. Es la vida misma, con sus luces y sus sombras (en su caso demasiadas sombras que ha espantado a golpe de gritos de dolor y rabia y echándose a veces unas risas). Es la narración de un hombre que manifiesta: “No puedo empezar el día sin la ayuda de otra persona; puedo liarme un cigarrillo; puedo encenderlo con la vitrocerámica; puedo follar; no puedo desnudarme para follar”. Y para rematar asegura: “La discapacidad es una mierda; nadie en su sano juicio quiere ser así”. Me he reído y también he sentido una punzada en el estómago intentando imaginar su dolor (físico y espiritual). No me salté ninguna página, Raúl; me he bebido este libro que tiene muchos tragos amargos, sin embargo me alegro de haberlo hecho. Te admiro a rabiar aunque me odies por ello. Elena y tu hija son muy afortunadas de tener a su lado un tipo como tú. Demasiados ególatras bípedos (en mi tierra les llamamos comemierdas en dos patas) andan por ahí luciendo brazos musculosos y sus más de uno ochenta de estatura. Gracias por compartir tu vida sin tapujos, sin tabúes, tu dolor y tu sentido del humor. Totalmente cierto que ‘querer no es poder’. Volvería a leer este libro, sin duda.

Foto de portada: Periodismo alternativo

2 comentarios en “De discapacidad, sangre, humor y sexo va esta historia”

  1. Totalmente de acuerdo. Conozco a Raúl desde el blog de El diario.es "De retrones y hombres". También soy discapacitado, y mi coincidencia con la vision que Raúl tiene de esteundo es total.

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