Frente al mar


Frente al mar se desnudan la brevedad y la espera,
no hay sitio a donde ir porque las aves
anularon el vuelo y el tiempo anidó para siempre
en la espuma y en tus manos que no están.
Frente a la espuma se quedó sin pretextos la lujuria,
quemó sus velas, ancló en la tarde,
y se acurrucó temblorosa y confusa en mi regazo.
Frente a la tarde la locura orgullosa de su insensatez
se despojó con sorna de todo lo que pudiera hacerla
cambiar  de rumbo.
Allí se quedó, frente a mí, desafiante e indomable,
dispuesta a maniatarme y a imponerme su malsano juicio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *