Los sueños de las mariposas

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Desde lo alto de aquel flamboyán la mariposa pudo comprobar que los hombres eran ambiguos e inconstantes. “Nada se puede hacer”, suspiró resignada. Voló un poco más alto y se regocijó con la suerte de ser una criatura alada. Repasó atentamente cada color y comprobó que tenía polvillo suficiente para seguir subiendo. Y se posó en la nube con forma de elefante. Se acurrucó en aquella suave textura y soñó que los hombres eran mariposas que habían renunciado a sus sueños.

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