Estío
Tanto calor aplasta las palabras, las fríe hasta convertirlas en chicharritas carbonizadas. El teclado me mira con desdén, bosteza y cierra los ojos. Sueño con aquella charca bajo el faro, a la sombra de la lava milenaria. Allí las piedras son un remanso de frialdad y el mar del otro lado del acantilado salta y