Plegaria

Sopla, Alisio, y manda a la calima de vuelta a la otra orilla. Tengo arena hasta en el ombligo y jamás he pisado el desierto. La garganta reseca pide silenciosa un aguacero. Envía el rayo, Changó. Sé generosa con los que sobreviven en otras costas. Que de cada nubarrón venga una cascada que sacie la