Desidia

Desidia

Se refugió dentro de sí mismo y el tiempo se le enquistó en el alma. Los minutos y las horas se diluyeron lentamente en un río de aguas apacibles y traicioneras. Se quedó sin latidos y la vida se volvió escurridiza en la espera. Se acurrucó indefenso en el regazo de la desidia y allí

Desidia

Se aflojan las carnes esperando una caricia. La sonrisa se transforma en rictus patético. El carmín de los labios se abraza con furia al borde de la copa vacía. Camina tambaleante, el rímel se mezcla con un par de lágrimas que bajan con descuido hasta la comisura de los labios. Se quita los tacones y