El agua y la roca
El agua suplicó a la roca una plegaria. En su ir y venir nunca encontraba el sosiego. A veces la acariciaba con leves salpicaduras saladas y, otras, arremetía con febril locura hasta arrancar de su aspereza el más dulce recuerdo. La roca siempre estaba serena, firme, aferrada al suelo con sus raíces milenarias, soportando los