Habana
Añoro mi ciudad de fortalezas ancestrales, de aliento de salitre, de atardeceres eternos, de techos agónicos, de barcos que se marchan. Juglar soñoliento que le canta a la espera, y deja caer sus párpados centenarios, pero no encuentra reposo a pesar de la noche. Amasijo de luces que danzan eufóricas sobre las olas, de vitrales