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La diosa de los mares

Yemayá la observaba desde la cresta de una ola. En lo alto del acantilado ella lloraba por un amor imposible. Las lágrimas rodaban por las piedras y al mezclarse con el salitre se convertían en perlas. La madre de los peces y los orishas se acercó a la orilla y desplegó los caracoles. Su manto

Barrotes

Pensé en las gaviotas cuando vi a aquellos hombres; en las cadenas, en las mordazas, en los sueños arrebatados, en balsas a la deriva y ojos desesperados oteando el horizonte. Recordé los pajaritos enjaulados por vanidad, en otros hombres de otras latitudes que por querer cambiar las cosas ven solo rejas nada más abrir los

Alarido

La espuma se tuerce, alarido de las olas. El viento arremolina la lava mientras las gaviotas caen en picado en busca del alimento. Hoy no hay peces ni pretextos para la calma. El mar aúlla y revienta con furia en las rocas. Se escuchan las voces del océano, alarido de los naufragios. Los nubarrones en

Bolero

La abuela le aseguraba que solo eran boleros de bares y cantinas. Canciones de su época, pasadas de moda. Letras tristes, de gente despechada. Ella no la escuchaba. Sus sentidos se dejaban seducir por la melodía y la letra. No sabía si habían sido sus manos o su boca, tal vez su voz; probablemente la

Estaciones

Los paisajes no entienden de estaciones, no les importa el frío o la lluvia, la sequía o el calor intenso. Combinan colores a su antojo para engañar a los sentidos. Las estaciones esperan adormiladas los primeros colores del alba y entonces deciden si les viene bien la primavera o el otoño, el verano o el

El faro

Le contaron que sobre la lava petrificada yacen recuerdos milenarios y recientes. Es como una especie de memoria del tiempo donde quedan registradas las voces de la tierra y los mares. También le aseguraron que si caminaba descalza sobre la rigidez de las piedras escucharía el canto de las sirenas y los susurros de las

Sin identidad

Érase una vez un barquito portugués que fue arrastrado por las corrientes marinas y recaló en las costas de una isla tan pequeña que no aparecía en los mapas. Desorientado y temeroso, intentó aferrarse a algún pensamiento lógico para no perder la razón. Pero los días pasaban, su mente se perdía por laberintos inexistentes, y

El hada y el jamo

A Diego por su corazón noble. Con el mismo jamo con el que el abuelo le enseñó a pescar biajacas en el río, intentó cazar una aurora boreal para ti. La noche estaba tan quieta y fría que todas las hojas de los árboles se habían quedado como dibujadas en un gran lienzo invernal. Había

Entre boleros y danzones

Mientras bailaban el danzón en un solo ladrillito, cada uno descubrió el amor en la mirada del otro. Se dejaban llevar por aquella melodía tan dulce como el melao de caña. Y así estuvieron toda la noche, entre boleros y danzones, compartiendo palabras y sudores. Descubriéndose, saboreando los sentimientos que solo la música es capaz

La búsqueda

¿Alguien sabe dónde está el otoño? Creí verlo ayer en alguna esquina, enredado en el velo sutil de la calima, o quizás en una hoja que cayó al pavimento y luego se pegó a mi falda con desparpajo. ¿Alguien sabe dónde guarda el tiempo los colores que abren las puertas al invierno? No encuentro los