Estaciones

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Los paisajes no entienden de estaciones, no les importa el frío o la lluvia, la sequía o el calor intenso. Combinan colores a su antojo para engañar a los sentidos.

Las estaciones esperan adormiladas los primeros colores del alba y entonces deciden si les viene bien la primavera o el otoño, el verano o el invierno. Los ropajes, tendidos a la brisa, esperan pacientes a ser usados. Los más vivos para vestir a las mariposas; los más tenues si el alma llora alguna pena.

Los paisajes despiertan cada mañana de su letargo y buscan a tientas la ternura. Ella es la única que no puede faltar en cada estación. Altiva, viste de largo y de un rosa intenso. Hasta el propio sol le hace una reverencia y, luego, si ella lo mira de soslayo, un guiño cómplice. Sonrojado, se le acerca y le da un beso en la mejilla. Ella lo acepta y, agradecida, continúa su camino hacia la próxima estación, con la mirada atenta y el corazón en vilo.

Belkys Rodríguez Blanco ©

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