Una historia de Oriente II
No he podido salir de mi habitáculo en tres días. He tenido que ponerme paños fríos para aliviar la jaqueca. Aquella mañana, la biblioteca estaba llena de estudiantes y creo que uno de ellos, el de gafas y pecas en las mejillas notó algo raro a su alrededor. Estaba leyendo un libraco que parecía un