Insomnio

Boniato y cerveza

La Paca despertó angustiada y sudorosa a las tres de la madrugada. Los días de dormir plácidamente hasta bien entrada la mañana habían terminado. Unos meses atrás escuchó una conversación que la alarmó. Varias mujeres de más de 45 años, sentadas en la heladería italiana donde ella solía ir tres veces por semana, hablaban de

Desvelo

No podía dormir por eso se arrancó los párpados y los tiró a la papelera. Era mejor estar alerta. No podía escribir, así que dejó quieta las manos sobre el regazo y soñó con palabras y con amaneceres. El gallo cantaba a lo lejos, tal vez en su memoria. El insomnio solía ser engañoso cuando

En el insomnio

La madrugada llega en puntillas a mi almohada y  despliega su manto frío y desolador. Busco a tientas tus  palabras, las  rozo levemente y  en ellas me acurruco, me abandono y amanezco. La madrugada insiste y también el insomnio. Animales en celo, hambrientos, preparados para la  embestida. Lucen sus viejas cicatrices como surcos en la

Insomnio

El viento era especialmente cruel aquella madrugada. Removía el polvo acumulado y los fantasmas, desvelados e inquietos, no encontraban sosiego en ningún rincón de la casa. Si bien era cierto que no hacían ruido, a ella se le erizaba la piel de la espalda y daba vueltas en la cama, flotando en un duermevela que