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Una historia habanera

El viejo Cirilo se ha enamorado de la mulata Cecilia. Pero la agraciada habanera ya tiene el corazón y el lecho ocupados. Leonardo, blanco y rico, la ha convertido en su amante sin saber que ella es hija ilegítima de su padre. El mulato Pimienta, reconocido pandillero, ama también a Cecilia y está dispuesto a

Boleros

El viejo tocadiscos se queda en silencio mientras Claudia continúa balanceándose en la mecedora con los ojos cerrados. “Cómo fue, no decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré.” Ella sí lo sabe porque su abuela se lo contó aquella tarde en que el aguacero era tan fuerte que las

Tejados

A mi abuela, un ángel que me arrulla en la distancia. Cuántas veces contemplé los tejados de colores alegres en Reyjavík, intentando reconocer los que dejé en otra isla. La memoria me jugaba malas pasadas y entonces podía sustituir el rojo intenso por aquellas tejas desteñidas, castigadas por el sol, los aguaceros  y el abandono.

Click

La ventaja de las nuevas tecnologías es que con un solo click borras de tu vida todo aquello que te quita el sueño y, de paso, le puedes poner un Me gusta a Morfeo en su perfil de facebook para tenerlo contento y no padecer insomnio.

La radio

Mientras en la radio hablan de xenofobia y de ballenas que deciden suicidarse en la orilla de algún océano, ella intenta desvestir su ausencia para calentar su propio cuerpo. Le cuesta porque tiene las ropas muy ceñidas, duerme  profundamente y no quiere que se le moleste. Ha vuelto a casa después de un día estéril, 

Alberto

El poeta tiene toda la razón: no somos libres más que por amor, libres y eternos más que por amor. Él nos puso alas con su voz y sus versos, y nos devolvió el encanto de aquellas melodías que se escuchaban en la radio mientras nos enamorábamos por primera vez. Los años han dejado huellas

Olas

A las olas les pica la espalda y vienen a rascarse en las paredes del viejo muelle. Ha sido así desde que el mundo es mundo y el mar es mar.  Si se acercan demasiado y el vejestorio hace un gesto de fastidio, ellas, orgullosas, alzan las crestas, escupen la espuma y se van a

El vacío

La lluvia caía tan fuerte que atravesaba mi cuerpo y llegaba a mi corazón roto. Estaba tan nublado que decidí subir al techo y me lancé al vacío. Lo único que recuerdo es el rojo de mi sangre esparcido por el suelo. Diego Lozano Rodríguez

Cambio de imagen

Se arrancó con vehemencia la piel del rostro, del pecho, de los brazos, de las piernas, de la espalda. Quería estrenar imagen con la llegada del nuevo año. Pero, cuando se dispuso a enfundarse su nueva epidermis, se acordó de que el corazón agonizaba a la espera de un trasplante.