Microrrelatos

Mariposa tropical

A mi amiga Ángeles La mariposa observaba los colores de la aurora boreal y se preguntaba si podrían sobrevivir en el cielo caribeño. No se atrevía a interrumpirla porque aquélla ondulaba ensimismada como si fuera besando el cielo de pies a cabeza. Hacía frío y la mariposa agitaba las alas con entusiasmo  intentando mantener su

Una linda guajirita

Rosario  barría el portal de su casa y él pasó conduciendo su Ford de 1956.  Tarareaba una melodía de moda, así que no escuchó el ruido del motor, pero sí el sonido de los cristales rotos. El automóvil se había empotrado en la vidriera de un establecimiento de víveres. Había poca gente a esa hora

El pescador

En su mirada distraída reconozco el sosiego, lo simple del amanecer en otras costas, el recuerdo de aquel día cuando me empeciné en irme a pescar con mi padre en aquella barca que no paraba de ondular mientras yo echaba el estómago por la boca. Tuvimos que regresar al puerto y mi viejo se quedó

Aurora boreal

Parecen serpientes multicolores y ondulantes. Se mueven con parsimonia por el cielo polar. Dejan la piel verde y se visten de violeta o rosado, depende de la ocasión. Dicen que es un fenómeno magnético. Para mí es indiscutiblemente mágico, único. Deseas tener alas para elevarte y abrazarte a la cola de esta serpiente boreal que se

La operación

Después se sentir el pinchazo en la columna vertebral  cerró los ojos y soñó que le cercenaban la pierna con un serrucho descomunal. Flotaba a la deriva en un cielo encapotado mientras unos pajarracos negros le cantaban un reguetón al oído. Intentó incorporarse pero los mareos y las náuseas la dejaron postrada en aquella sopa

Sirocco

El siroco toca en mi ventana. «Vete, no hay nadie», le digo bajito. Porfiado, como aquellos chivitos desobedientes, insiste en colarse en mi casa. Soy caribeña, de aguaceros y humedades. No entiendo la lengua del viento caliente, con su ropaje desértico. Tengo la garganta reseca y las palabras sofocadas. Invoco un par de dioses nórdicos para ver si caen

Océanoterapia

Respira todo el azul que te quepa en las células. Siente el salitre oxigenando tu sangre. Deja que el agua desborde tus sentidos. Tantea la brisa marina. Acaricia cada piedra, las caracolas, las algas, las corrientes. Imagina unas manos que van desnudando tu sombra. Escribe un mensaje breve o extenso, optimista o apocalíptico, de amor

Atasco

Tiritan de frío. Se apretujan y poco a poco van formando una masa compacta, indivisible. Entonces se atascan. Comienzo a atragantarme y no hay manera de echarlas fuera. El viento las azota apático y se les pone una piel de gallina morada. Se apiñan más aún hasta volverse una pelota monumental. Porque llegan otras, las

Sombras y luces

Entre tantas sombras la luz fue haciendo un agujero y logró salir a la superficie. Asomó tímidamente la cabeza y comprobó que el mundo podía ser una mirada, una melodía, un brevísimo candil que anuncia la noche, una caricia inocente que tiembla en la punta de los dedos. Impaciente, la luz quiso mostrar todo su