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Belkys Rodríguez Blanco nace en Batabanó, al sur de la isla de Cuba, en 1968. Estudió Periodismo en la Universidad de La Habana. En 1998 emigró a Islandia. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación en la capital de la isla caribeña y en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que la adoptó en el año 2006. Ha publicado varios relatos en ediciones colectivas. Su primer libro de microficciones, Relatos en minifalda (CanariaseBook), vio la luz en el año 2014. Luego, en 2016, publica su segundo volumen de relatos cortos, Miradas al descubierto (CanariaseBook), junto a dos escritoras canarias. Varios de sus poemas aparecen en Poetas cubanos en Canarias (Cuaderno La Gueldera). Presentó su primera novela infantil-juvenil El sueño de Amalia (Alargalavida-Bilenio) en 2019. En el año 2021 publica otro volumen de relatos cortos titulado La punzada del guajiro y otros cuentos. Fue premiada con accésit en la XXV Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria con el microrrelato Rebelión. Ha trabajado como storyteller, guionista y correctora ortotipográfica y de estilo. Actualmente es codirectora de la revista digital L&B Actual, medio de comunicación que pone foco en el periodismo de género y la literatura.

Soy inocente

Yo la quiero o, mejor dicho, la idolatro. Cuarenta y dos años juntos y en armonía. Ella siempre tan dócil, tan complaciente, bajando la cabeza para no ofenderme ni con la mirada. A veces me pasaba con la bebida, lo sé, pero llegaba a la casa y me iba derechito a la cama. Yo no

El arco iris

En algún sitio de allende los mares se quedó prendido a un cielo tropical mi arco iris de la infancia. No quise trasplantarlo al norte porque sus raíces estaban afincadas en los sueños cálidos, de amaneceres apacibles detrás de los cañaverales, de olor a café recién hecho en la cocina de la abuela, en el

El último viaje

El viejo barco roza levemente las aguas soñolientas. Navega con parsimonia porque le pesan los años y las mataduras. El sol desciende aliviado después de un largo día. Cientos de gaviotas revolotean disputándose los restos de una escasa captura. Los peces agonizan sobre la cubierta, atrapados en una red  descolorida y mugrienta, los ojos desorbitados,

Compra y venta

Ha pensado en ti otra vez y lo cierto es que es un lujo que no puede permitirse. Hay pensamientos que salen caros y ella no puede pagarlos. No tiene empleo, no recibe subsidios y está demasiado vieja para sobresaltos. No es más que un hada centenaria y humilde que mordió la manzana podrida y

Mensaje

Encontró una botella abandonada por la marea en la orilla. Dentro había un mensaje incompleto. Un par de frases invitaban a continuar la historia. Cada palabra buscaba desesperadamente la complicidad de la otra. Les daba lo mismo completar un verso, una reflexión, una declaración de amor o un breve relato. Desconcertada, se sentó sobre una

Isleña y guajira

Guajira, no guantanamera y sí batabanoense. Batabanó, pueblito sureño, entre la campiña cubana y el mar Caribe; villa ilustre de la antigua provincia La Habana. El pueblo de la bala perdida, como solía decir un amigo mío; donde el diablo dio las tres voces y nadie lo escuchó. Casas de madera, desgastadas por la desidia

Sueños

A veces sueño con el mar y el viejo muelle y los peces con nombres caribeños. Imagino que llueve a cántaros, que las nubes forman un amasijo de pensamientos, de recuerdos que relampaguean en la línea del horizonte y el agua limpiando los tejados envejecidos. Nada de tijeras ni tenedores  porque dice la abuela que

Sorpresa made in Japan

La señora de setenta años mira desconcertada la foto que su hijo cincuentón le acababa de tomar con una cámara digital Nikon. Él tampoco se lo puede creer. Ni una sola arruga en su rostro. Se ve perfecta como cuando tenía quince años. La piel tersa y blanquísima, el brillo en sus ojos azules, un

Malos consejos

Él me aconseja todos los días que deje de escribir. Me susurra al oído que soy una maniática o lunática, ya no sé bien. Que es una pérdida de tiempo, que no genera beneficios, que a nadie le importa lo que escribo, que soy cursi y predecible y cientos de razones o sinrazones más. Quisiera

Llovizna

Huele a tierra mojada. Las gotas casi invisibles van labrando surcos sobre el polvo. Cae la llovizna y mi piel se humedece recordando tu abrazo. Las nubes están a punto de reventar, pero el viento las empuja y ellas, resignadas, se marchan a descargar su furia sobre otros horizontes. El sol se bebe el agua