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Sombras y luces

Entre tantas sombras la luz fue haciendo un agujero y logró salir a la superficie. Asomó tímidamente la cabeza y comprobó que el mundo podía ser una mirada, una melodía, un brevísimo candil que anuncia la noche, una caricia inocente que tiembla en la punta de los dedos. Impaciente, la luz quiso mostrar todo su

Tu risa y mi inocencia

A Diego Tu risa es el aliento de la lluvia, el atardecer en los techos, una gaviota, las novelas en la radio, el domingo en la playa de mi pueblo. Es el hechizo, los duendes inquietos, el juego a las escondidas, los barcos de papel flotando en la calle después del aguacero. Si tú ríes

Soy inocente

Yo la quiero o, mejor dicho, la idolatro. Cuarenta y dos años juntos y en armonía. Ella siempre tan dócil, tan complaciente, bajando la cabeza para no ofenderme ni con la mirada. A veces me pasaba con la bebida, lo sé, pero llegaba a la casa y me iba derechito a la cama. Yo no

El arco iris

En algún sitio de allende los mares se quedó prendido a un cielo tropical mi arco iris de la infancia. No quise trasplantarlo al norte porque sus raíces estaban afincadas en los sueños cálidos, de amaneceres apacibles detrás de los cañaverales, de olor a café recién hecho en la cocina de la abuela, en el

El último viaje

El viejo barco roza levemente las aguas soñolientas. Navega con parsimonia porque le pesan los años y las mataduras. El sol desciende aliviado después de un largo día. Cientos de gaviotas revolotean disputándose los restos de una escasa captura. Los peces agonizan sobre la cubierta, atrapados en una red  descolorida y mugrienta, los ojos desorbitados,

Compra y venta

Ha pensado en ti otra vez y lo cierto es que es un lujo que no puede permitirse. Hay pensamientos que salen caros y ella no puede pagarlos. No tiene empleo, no recibe subsidios y está demasiado vieja para sobresaltos. No es más que un hada centenaria y humilde que mordió la manzana podrida y

Mensaje

Encontró una botella abandonada por la marea en la orilla. Dentro había un mensaje incompleto. Un par de frases invitaban a continuar la historia. Cada palabra buscaba desesperadamente la complicidad de la otra. Les daba lo mismo completar un verso, una reflexión, una declaración de amor o un breve relato. Desconcertada, se sentó sobre una

Isleña y guajira

Guajira, no guantanamera y sí batabanoense. Batabanó, pueblito sureño, entre la campiña cubana y el mar Caribe; villa ilustre de la antigua provincia La Habana. El pueblo de la bala perdida, como solía decir un amigo mío; donde el diablo dio las tres voces y nadie lo escuchó. Casas de madera, desgastadas por la desidia

Sueños

A veces sueño con el mar y el viejo muelle y los peces con nombres caribeños. Imagino que llueve a cántaros, que las nubes forman un amasijo de pensamientos, de recuerdos que relampaguean en la línea del horizonte y el agua limpiando los tejados envejecidos. Nada de tijeras ni tenedores  porque dice la abuela que