Literatura

Orillas

No te olvides que camino por esta orilla siguiendo mis propias huellas y buscando las tuyas. Aunque el faro está apagado, hay una luz interior que se proyecta sobre las olas y sobre el destino. La espuma rompe enloquecida sobre las rocas, me salpica y el salitre de estas costas que son también las tuyas

Sombras y luces

Entre tantas sombras la luz fue haciendo un agujero y logró salir a la superficie. Asomó tímidamente la cabeza y comprobó que el mundo podía ser una mirada, una melodía, un brevísimo candil que anuncia la noche, una caricia inocente que tiembla en la punta de los dedos. Impaciente, la luz quiso mostrar todo su

Soy inocente

Yo la quiero o, mejor dicho, la idolatro. Cuarenta y dos años juntos y en armonía. Ella siempre tan dócil, tan complaciente, bajando la cabeza para no ofenderme ni con la mirada. A veces me pasaba con la bebida, lo sé, pero llegaba a la casa y me iba derechito a la cama. Yo no

El último viaje

El viejo barco roza levemente las aguas soñolientas. Navega con parsimonia porque le pesan los años y las mataduras. El sol desciende aliviado después de un largo día. Cientos de gaviotas revolotean disputándose los restos de una escasa captura. Los peces agonizan sobre la cubierta, atrapados en una red  descolorida y mugrienta, los ojos desorbitados,

Compra y venta

Ha pensado en ti otra vez y lo cierto es que es un lujo que no puede permitirse. Hay pensamientos que salen caros y ella no puede pagarlos. No tiene empleo, no recibe subsidios y está demasiado vieja para sobresaltos. No es más que un hada centenaria y humilde que mordió la manzana podrida y

Mensaje

Encontró una botella abandonada por la marea en la orilla. Dentro había un mensaje incompleto. Un par de frases invitaban a continuar la historia. Cada palabra buscaba desesperadamente la complicidad de la otra. Les daba lo mismo completar un verso, una reflexión, una declaración de amor o un breve relato. Desconcertada, se sentó sobre una

Sorpresa made in Japan

La señora de setenta años mira desconcertada la foto que su hijo cincuentón le acababa de tomar con una cámara digital Nikon. Él tampoco se lo puede creer. Ni una sola arruga en su rostro. Se ve perfecta como cuando tenía quince años. La piel tersa y blanquísima, el brillo en sus ojos azules, un

Malos consejos

Él me aconseja todos los días que deje de escribir. Me susurra al oído que soy una maniática o lunática, ya no sé bien. Que es una pérdida de tiempo, que no genera beneficios, que a nadie le importa lo que escribo, que soy cursi y predecible y cientos de razones o sinrazones más. Quisiera

Beberse las palabras

Sentados bajo el sol del desierto escriben versos sobre una vieja tabla de madera. Ella, la primera estrofa que habla del  pájaro que llena de música sus sueños. Él, la siguiente sobre aquel día que ella le regaló la caracola que guardaba como un tesoro. Al llegar a su tienda, él se sienta en el