Literatura

Los Reyes que no eran magos

Cuando Rosaura era pequeña le contaron que la Navidad y los Reyes Magos eran obra de la propaganda enemiga para desestabilizar el gobierno. De manera profiláctica, el arbolito y el nacimiento fueron sustituidos de la noche a la mañana por dibujos animados rusos en blanco y negro que hicieron llorar a mares a toda su

Ángela y el Caballero II

No puedo dejar de pensar en el Caballero de París y su infortunio. Aquella noche, cuando la música se consumió junto con las velas, me quedé quieta escuchando la voz dulce de un espíritu que todavía suspiraba por un amor frustrado. Pensé que a los fantasmas se nos secaban los lagrimales y solo nos quedaban

Ángela y el Caballero

Siento haber estado en silencio tantos días. Me fue imposible hilvanar dos frases seguidas después de llegar de una fiesta que alguien me comentó que era por Halloween, aunque no se ajustara exactamente a la fecha de celebración. Traía una historia en el tintero, pero ni el Hemicraneal me libró del dolor de cabeza. Por

Boniato y cerveza

La Paca despertó angustiada y sudorosa a las tres de la madrugada. Los días de dormir plácidamente hasta bien entrada la mañana habían terminado. Unos meses atrás escuchó una conversación que la alarmó. Varias mujeres de más de 45 años, sentadas en la heladería italiana donde ella solía ir tres veces por semana, hablaban de

La historia de Chichita

Vagaba por las polvorientas calles del pueblo como alma en pena. La suciedad se había incrustado en su negro pelaje. No quería comida, solo anhelaba una caricia, una frase amable que arropara su apaleado espíritu. Doris le ponía comida en un rincón del portal de su casa y la llamó Chichita. El animal la miraba

Una historia de Oriente II

No he podido salir de mi habitáculo en tres días. He tenido que ponerme paños fríos para aliviar la jaqueca. Aquella mañana, la biblioteca estaba llena de estudiantes y creo que uno de ellos, el de gafas y pecas en las mejillas notó algo raro a su alrededor. Estaba leyendo un libraco que parecía un

Una historia de Oriente

Creí que los fantasmas perdíamos el olfato, pero tengo que reconocer que mi compañero de habitáculo tenía razón. Ayer lo pude comprobar. Decidí cruzar la frontera del barrio de San Nicolás y me fui a explorar las tienditas de la calle Primero de Mayo. Un intenso olor a pan recién horneado coqueteó con mi pituitaria

El Coleccionista II

Hoy he amanecido con el “moño virao”. Así decía mi abuela, la que tiraba los caracoles intentando enmendar el pasado y mejorar el futuro. Eso quiere decir que estoy de muy mal humor. Anoche, mi compañero de habitáculo metió una fulana en la habitación sin mi consentimiento y estuvieron hasta las tantas bebiendo, riendo y

El Coleccionista

No salgo de una para entrar en otra, como diría mi abuelita. Debe de ser ese asunto escabroso de la menopausia y su baile de hormonas desequilibradas-las fantasmas también la padecemos-; en fin, por mucho que intento mantenerme al margen de los chismorreos de este barrio, siempre llega a mis oídos alguna historia terrorífica, susurrada